La meditación y el mindfulness ayudan a muchas personas en su día a día con sus problemas de dispersión mental o falta de atención. Hoy te explicamos cómo puedes implementar estas prácticas para que tu rutina de estudio sea más productiva y te genere menos malestar. De esta forma, podrás cumplir con tus objetivos sin que te suponga desazón.
Son muchas las personas que este último año han presentado muchos problemas para concentrarse. Entre la preocupación, el aislamiento y el ritmo de vida tan frenético que mantenemos, resulta muy complicado poner el foco en una única tarea.
Para los más jóvenes, supone un esfuerzo incluso mayor, acostumbrados a la sobrecarga constante de estímulos a la que estamos expuestos por las redes sociales. Por ello estos métodos de focalización se han vuelto, junto con la práctica de algunas actividades deportivas como el yoga, especialmente populares en estos últimos años.
El mindfulness o atención plena se considera una práctica de meditación que consigue focalizar el pensamiento de forma consciente en el momento presente. Muchas investigaciones resaltan sus beneficios, especialmente en la práctica prolongada.
Te proponemos dos ejercicios básicos que puedes probar para explotar cómo te sientes y si te ayuda en tu jornada de estudio:
1. Escaneo corporal
Dedica unos 5 minutos a concentrarte en ti, en cómo sientes tu propio cuerpo. Puedes hacerlo centrándote en tus pies e ir subiendo poco a poco hasta la parte superior de tu cabeza. Date cuenta de qué sensaciones tienes, y presta especial atención a los momentos en los que te dispersas. Si eso ocurre, simplemente vuelve a centrarte en el escaneo, por donde te quedaste. Es muy importante que durante todo el proceso mantengas una respiración tranquila y profunda, para que evites el estado ansioso y te sientas plenamente concentrado.
Con esta práctica conseguirás escuchar a tu propio cuerpo, olvidándote de lo que hay más allá y como propone el mindfulness, centrándote en el presente.
2. Respiración del rectángulo
De la mano del ejercicio de respiración, esta técnica te permite poner aún más énfasis en ella. Es muy sencillo: sólo tienes que dibujar un rectángulo mentalmente y respirar a medida que te desplazas por cada lado. Inspiras, uno, dos, tres, cuatro, exhalas. Repite unas 5 o 6 veces, notarás que estás mucho más relajado/a.