Si estás preparando unas oposiciones o habías pensado hacerlo en un futuro, debes saber que en la mayoría de casos no basta solo con aprobar los exámenes. Cada vez son más las personas que se presentan a las ofertas de empleo público y conseguir la mejor nota es lo que otorga una plaza. Y para aumentar nuestra calificación es mejorar nuestros méritos.
Uno de los errores más comunes que se cometen durante la preparación de prácticamente cualquier oposición es el de pensar que con aprobar ya es suficiente. Y no, en la mayoría de casos no lo es. De hecho, para conseguir una plaza de este tipo es necesario superar a una gran cantidad de opositores que también se presentan a la convocatoria. Por lo que nuestra preparación no puede ir encaminada en lograr el aprobado, sino en conseguir la máxima nota que nos resulte posible.
Las oposiciones suelen contar con una puntuación para los exámenes que las componen. Sin embargo, en muchos procesos existe la llamada fase de concurso, lo que implica que no solo se tiene en cuenta la nota del examen. En este caso, también se valoran los méritos que se puedan adjuntar y que estén validados en las bases de la oposición. Algo que permite que muchas personas que tenían peor nota en el examen acaben con una mejor calificación global al final del proceso de selección.
Llegados a este punto, lo más importante es tener claro si nuestra oposición tiene méritos y cuáles son en caso de que los tenga. Por norma general, las que cuentan con una fase de concurso establecen un valor total de dos tercios al examen y de el tercio restante a los méritos aportados. Algo que hace que en caso de no sumar ningún punto en este apartado nos resulte casi imposible lograr una plaza de trabajo.
Aunque cada convocatoria establece baremos diferentes para medir los méritos aportados y lo más aconsejable resulta comprobar las bases de la misma, por norma general se pueden obtener puntos de tres maneras: por experiencia, por formación y por otro méritos aportados.
Esta parte suele ser bastante relevante, otorgando una cantidad de puntos significativa para quien cumpla con todos los requisitos necesarios. Básicamente se suman puntos desde que se comience a trabajar. Por ejemplo, en las oposiciones de Correos se puede establecer una relación laboral no fija que permite sumar puntos para después presentarse a la oposición y lograr una plaza. Por lo que, si la oposición que estudia lo permite, ponte a trabajar lo antes posible si eso te ayuda a sumar puntos.
Tan importante como la experiencia es la formación académica, que también suma puntos en la fase de concurso. Contar con un expediente universitario a la altura o tener título de posgrado o doctorados, además de otros premios oficiales, puede ayudarnos en este sentido. Otro tipo de formación como los títulos oficiales de idiomas también suelen sumar puntos. Aunque, como hemos dicho antes, lo mejor es que comprobemos todo esto en las bases oficiales de la convocatoria correspondiente.
Aunque tienen menos valor que los dos apartados anteriores, también es posible mejorar nuestro baremo de oposiciones a través de los denominados como otros méritos. Estos se componen de otros cursos formativos realizados o seminarios y proyectos en los que hayamos participado. Como sucede con los casos anteriores, en las bases de la convocatoria se establece cuántos puntos suma cada cosa.