Prácticamente para cualquier tarea, ya sea algún tipo de trabajo, el estudio para un examen o la preparación para una exposición, es necesario estar bien preparado para superar todo con éxito. Normalmente no basta con ponerse unos días antes de manera poco estructurada ya que este tipo de prácticas hace que seamos poco productivos y que no consigamos llegar a nuestros objetivos.
Y es que, si hablamos de estudio, la planificación juega un papel protagonista. Sobre todo si nos enfrentamos a una misión a largo plazo como puede ser, por ejemplo, una oposición. En muchos casos, prepararse este tipo de pruebas es como la preparación de una maratón. No basta simplemente con echara correr, tendrás que planificar tus sesiones de entrenamiento, en este caso estudio, correctamente para lograr los mejores resultados posibles.
Lo primero que necesitarás hacer es establecer el tiempo que necesitas para prepararte y el tiempo del que dispones para estudiar. Una vez lo tengas claro, puedes proceder a crear tu plan de estudio o acudir a una academia especializada en la que te ayudarán a hacer tu propio plan personalizado.
Aquí deberás intentar establecer, de manera aproximada, el tiempo que necesitarás para estudiar tus temas. Para empezar, calcula el número de semanas de las que dispones hasta el examen. Una vez sepas el tiempo que falta, estudia un tema para saber el tiempo que te lleva y así poder realizar una estimación. Con los datos obtenidos podrás hacer un calculo cercano al tiempo que necesitarás invertir durante todo el proceso.
Con el paso anterior ya deberías saber, de manera aproximada, el número de horas que te llevará prepararte para tu prueba. Ahora es el tiempo de calcular las horas que tienes disponibles para dedicar al estudio. Si tienes tiempo suficiente, todo será perfecto y puedes proceder a establecer tu plan. En caso contrario, tendrás que intentar prescindir de algunas actividades para dar prioridad al estudio.
A la hora de crear tu propio plan de estudio a largo plazo es importante que intentes controlar hasta el más pequeño de los detalles. Los aspectos más importantes para disponer de un buen sistema son el calendario, los horarios de estudio y las metas a corto, medio y largo plazo.
Hazte con una agenda si no tienes una para poder tener todo bajo control. Deberás establecer tu calendario de estudio con los temas que preparar cada día hasta la fecha de la prueba o examen. Esto te permitirá saber si vas como deberías durante tu preparación o si debes apretar un poco para cumplir con lo establecido previamente.
Lo ideal en este sentido es que siempre estudies a la misma hora. De este modo tanto tu cuerpo como tu cerebro se acostumbrarán a esta rutina y te resultará más fácil concentrarte. Recuerda que es mejor estudiar 4 horas cada día que estar unos cuantos sin hacerlo y luego tener que estudiar 12 seguidas para compensar. Recuerda que la organización es lo más importante.
Las metas son una parte muy importante de todo plan de estudio. Si puedes, intenta planificar el temario a repasar y estudiar cada día para tener metas a corto plazo. También puedes fijar objetivos semanales y mensuales. Cuando los cumplas, la satisfacción por lograrlos será el empujón perfecto para seguir estudiando con energía.