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Profesionales cualificados, la única garantía de un servicio de calidad

Los casos de intrusismos son más frecuentes delo que aparenta. Y eso, en determinados sectores, es un peligro considerable. 

Se insiste mucho en la necesidad de cursar unos estudios para poder tener oportunidades a la hora de encontrar un trabajo con unas buenas condiciones y garantías. Sin embargo, otro de los puntos que dan especial relevancia a la correcta preparación cualificada para trabajar es que esta es la única forma de contar con verdaderos profesionales, es la única forma de combatir contra el intrusismo laboral.

En los últimos años, los casos de intrusismo han aumentado considerablemente. Por numerosas razones, se está volviendo frecuente ver a trabajadores ejerciendo en puestos que deberían ser llevados por personas con la formación correspondiente, lo que deriva en ciertos problemas que afectan a todos, tanto a empresas como a profesionales y consumidores. ¿Por qué? Vamos a ahondar en ello a continuación.

¿Qué problemas acarrea el intrusismo laboral?

La formación y la cualificación son gran parte de lo que hace a un profesional ser lo que es. Durante su preparación, cualquier trabajador cualificado adquiere no solo los conocimientos, sino también la preparación adecuada para desempeñar una serie de labores concretas. Cuenta con todo lo aprendido de manos de profesores, profesionales del mismo sector y materiales de toda clase que se vuelcan por completo en hacerle saber todo lo necesario para garantizar una labor eficiente y segura.

Bien es cierto que es importante contar con un buen asesoramiento durante este proceso de preparación. Existen profesionales cuya labor es la de ayudar a los más desorientados a encontrar el camino correcto en el que prepararse para encajar en un puesto apto para sus habilidades y su vocación. Son lo que se conoce como coaches y, como cualquier otro experto cualificado, también necesitan tener una titulación de coaching certificada para garantizar un buen desempeño de sus labores.

Y es precisamente la relevancia de este perfil la que pone de manifiesto los principales riesgos del intrusismo laboral. Con un mal coaching, una persona puede errar por completo a la hora de seguir una trayectoria profesional. El mayor riesgo que puede llevar a un mal coaching es que esté haya sido dado por alguien que realmente no estaba verdaderamente preparado para ejercer como coach. En efecto, alguien que no contaba con cualificación y que, por lo tanto, estaba llevando a cabo un flagrante caso de intrusismo.

El intrusismo tiene lugar en muchos sectores distintos y puede ser más o menos peligroso. Para quien no lo sepa, este término se usa para hablar de todas aquellas personas que llevan a cabo actos propios de una profesión sin contar con la capacitación o el título para ello. Es algo que figura como delito en el Código Penal, siempre y cuando se hable de títulos académicos que sean necesarios para ejercer profesiones concretas.

Una realidad más que patente, y peligrosa

Los casos de intrusismos son más frecuentes de lo que aparenta. Y eso, en determinados sectores, es un peligro considerable. Ya hemos hablado de lo que puede suponer en el campo del coaching profesional, pero, ¿y si lo trasladáramos a sectores como el sanitario? ¿Qué sucedería si personas no capacitadas ejercieran como médicos en centros de salud? El riesgo es más que considerable, y es el mejor ejemplo del peligro que puede suponer el intrusismo laboral en nuestro país y en cualquier parte del mundo.

Hemos citado un caso especialmente llamativo, pero la realidad no es tan brutal, sobre todo porque en este tipo de centros suelen exigirse titulaciones regladas para poder trabajar. No obstante, hay otros sectores en los que se dan casos de intrusismo y pueden no llamar tanto la atención, aunque sus efectos se acaben notando. Como decíamos antes, pasar por la formación necesaria para tener una titulación implica adquirir los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para llevar a cabo con soltura una serie de actividades ligadas al sector al que va destinado dicha titulación.

Al pasar por alto todo ese proceso de preparación, el falso profesional no cuenta con las aptitudes necesarias para llevar a cabo un servicio de calidad y eficiente. Eso, por una parte, repercute en la empresa para la que trabaje, ya que esta no puede ofrecer algo realmente de valor a sus consumidores y su imagen puede verse perjudicada al brindar servicios y/o productos que no estén a la altura. Por otra parte, también repercute en los consumidores, que se topan con soluciones insatisfactorias.

Es fácil ver lo que supone esta situación y los problemas que plantea. Podemos imaginar conductores no capacitados para llevar autobuses, por ejemplo; también podemos imaginar profesores que no han pasado por la formación adecuada o incluso

directivos que no se han formado correctamente para poder llevar una empresa a buen puerto. Los escenarios son casi infinitos y, como decimos, más frecuentes de lo que cabría esperar en primera instancia. Por eso, es necesario insistir: la formación reglada es necesaria.