Tomarse un año sabático después de terminar los estudios de educación secundaria y bachillerato es posible. Hay muchos estudiantes que lo hacen en todo el mundo. En este artículo lo analizamos.
El estudio, una vez definido como una parte esencial de la etapa de cualquier persona, debe servir como estímulo y aprendizaje para alcanzar una meta. La meta suele ser obtener un trabajo que nos permita vivir con soltura económica y eso solo se logra a base de buena formación, vocación y algo de fortuna. Sin embargo, no todo en la vida de una persona joven tiene que ser estudiar, existen las alternativas. Se puede vivir un año sabático.
En España hablar de año sabático es hablar de algo extraño. Poca gente en nuestro país puede permitirse el lujo de estar 365 días sin hacer nada que tenga que ver con su trabajo o con los estudios normativos. Por ello, oír hablar de ‘gap year’ en nuestro país es casi inviable. Sin embargo, fuera de España es una práctica bastante habitual. Estudiantes que, una vez acabada su etapa obligatoria, toman la decisión de aprovechar un año completo para interrumpir momentáneamente su formación. Un año sabático “obligatorio” para muchos jóvenes de los países nórdicos, por ejemplo.
Suele pasar que los estudiantes llegan a una etapa de hastío y cansancio una vez han superado las etapas de estudio obligatorias. Esto sucede cuando ya se han acabado las metas obligatorias de cada año y los jóvenes han de emprender nuevos caminos que no son los prefijados. En este caso, los ‘gap years’ o los años sabáticos son entendidos por muchos como una oportunidad para reinventarse para poder continuar con la formación.
Es evidente que para permitirse un año sabático hace falta contar con cierta soltura económica. Esta se consigue o bien porque ya se tiene de facto o porque gracias al trabajo se ha obtenido un cierto colchón monetario. Si se puede, es muy recomendable tomarse un año sabático tanto después de los estudios de bachillerato como justo antes de empezar a trabajar. El principal motivo del año sabático entendido como tal es que debe servir para viajar, conocer y abrir la mente.
El año sabático después de bachillerato permite tener la seguridad de que el tiempo que empleamos en estar sin hacer lo que toca a nivel de estudios o de trabajo, es útil. Viajar y conocer nuevas culturas no solo nos abrirá nuevos horizontes e intereses sino que nos permitirá adquirir más idiomas y tener nuevas destrezas que desconocíamos. Es más, puede suceder que al estar en un año sabático dedicado a conocernos mejor a nosotros mismos, estemos al mismo tiempo tomando en consideración a qué queremos dedicarnos en el futuro. La vocación también puede surgir gracias a estas experiencias.
Esto es vital. El año sabático no puede ser considerado como una pérdida de tiempo. Es decir, debe estar enfocado a actividades que vayan a servir al estudiante para mejorar en sus perspectivas personales, formativas y laborales. Si no es ese el caso, lo mejor es no tomarse un año sabático y seguir los pasos más habituales en cuanto a formación. Porque el descanso puede ser muy productivo y la pérdida de tiempo puede significar tirar piedras contra nuestro propio tejado.