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Educación Especial: todo lo que necesitas saber

Alberto Flores

La Educación Especial centra su actividad en personas con necesidades específicas con el fin de ofrecerles una formación adaptada a sus circunstancias. La detección precoz de esas necesidades especiales es clave y ahí los profesionales en Educación Especial juegan un papel clave.

Aunque sea algo que pase desapercibido para gran parte de la sociedad, alrededor del 30% de los estudiantes sufren algún tipo de problema relacionado con el aprendizaje. Trastornos que pueden afectar a su desarrollo como el TDAH, la dislexia o el autismo, entre muchos otros. Y para brindar ayuda a todos ellos, la Educación Especial en Infantil y Primaria resulta imprescindible.

¿Qué es la Educación Especial?

Para poder ofrecer un tratamiento correcto a todos los niños y niñas que puedan tener unas necesidades educativas especiales encontramos este tipo de profesionales de la educación. Podríamos definirlo como un apoyo a la educación general especializado en los procesos de aprendizaje y enseñanza. Su finalidad siempre es la misma: lograr el máximo desarrollo, tanto a nivel social como educativo, de las personas que tienen necesidades educativas diferentes.

Y es que la labor del educador social es primordial para evitar consecuencias que pueden aparecer si no se actúa en función de las necesidades concretas de cada alumno. Esto permite que muchos jóvenes puedan superar sus problemas y sobreponerse a ellos o conseguir la integración con respecto a sus compañeros.

Aunque pueden ser por motivos muy diversos, los niños que tienen este tipo de necesidades suele ser a causa de los siguientes trastornos:

  • Trastornos por déficit de atención y/o hiperactividad.
  • Trastornos del espectro autista como el síndrome de asperger o el autismo.
  • El TOC.
  • Los trastornos de la conducta alimentaria.
  • Los relacionados con el movimiento.
  • Tartamudez, disfemia y trastornos específicos del lenguaje.
  • Trastornos del aprendizaje como la discalculia o la dislexia.
  • Discapacidad intelectual.

Estos trastornos son muy diferentes entre ellos y cada uno necesita una actuación diferente. Sin embargo, todos tienen las mismas consecuencias: afectan de forma negativa al rendimiento educativo, a las relaciones de tipo social y al desarrollo emocional. Y si no se detectan a tiempo, la evolución en este sentido podría verse muy afectada a todos los niveles.

La detección temprana, clave

La mayor dificultad relacionada con los trastornos que hemos mencionado antes y que hacen necesaria la existencia de la Educación Especial es que no siempre son fáciles de detectar. Y es por ello que los profesionales en este tipo de educación resultan claves. Algo que se debe a que cuanto antes se pueda comenzar a trabajar en las dificultades existentes, mejor evolución podrá experimentar el alumno en cuestión.

Es por ello que la observación resulta el mejor instrumento para conseguir una detección precoz. Y esto, a su vez, hará posible que los profesionales de la educación puedan determinar cuál es el camino idóneo a seguir para cada caso concreto en busca de su desarrollo. Algo imprescindible para una sociedad integradora que permita que, a través del aprendizaje, cada individuo pueda conseguir lo máximo en todas sus facetas vitales.