Ayudar a las personas a cuidar de sus negocios. Evitar que puedan suceder hechos indeseables para quienes buscan seguridad en determinados eventos. En definitiva, ser un servicio público a la ciudadanía o a quien precise de nuestra colaboración, es posible. Si el mundo policial o el de los bomberos es un mundo que te atrae, pero piensas que no es viable, ser vigilante de seguridad es una opción nada descartable.
Aunque mucha gente tienda a creer que ser vigilante de seguridad no necesita de una formación específica, la falta de conocimiento en la materia no es motivo suficiente para olvidar que sí, que para serlo hace falta un título. Por fortuna, existen múltiples cursos en todo el país que ayudan a los aspirantes a ocupar una plaza de profesional en este ámbito. No en vano, ser vigilante de seguridad es una profesión muy demandada históricamente y requiere de una formación específica.
Conocida por sus siglas TIP, la Tarjeta de Identidad Profesional es el título que acredita que una persona ha cursado la formación necesaria para ser vigilante de seguridad. Esto es, sus estudios al respecto están homologados y ha obtenido los conocimientos necesarios y el entrenamiento adecuado para llevar a cabo dicha función. Además, el título depende el Ministerio del Interior, el mismo ministerio del que dependen los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Como en todos los cuerpos similares de servicio público, los aspirantes a ejercer como vigilante de seguridad también han de superar una serie de pruebas. En concreto, son dos partes que se dividen en conocimientos y en destreza física:
Una vez se obtiene el título de vigilante de seguridad, la persona ya está facultada por el Estado para trabajar como seguridad privada en todo el país. Cualquier empresa que precise de sus servicios y cuyo perfil se adapte a lo que se demanda, tendrán en quien ha obtenido el TIP a un trabajador cualificado. Sin embargo, existen muchos modos de ampliar la formación de cara a ser algo más que un vigilante de seguridad.
Es posible añadir destrezas al desempeño de esta profesión que abren más oportunidades laborales. Por ejemplo, si se trabaja como seguridad privada de una finca o de un recinto concreto también se pueden utilizar perros para tal efecto. Con lo que añadir la formación en instrucción canina aumenta las posibilidades de lograr un trabajo en este ámbito.