Con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, que se celebra cada 1 de octubre, resulta urgente reflexionar sobre el envejecimiento acelerado y cómo garantizar cuidados dignos. En España, la formación oficial de los cuidadores es imprescindible, mientras que en Hungría la responsabilidad recae a menudo en las familias. El ejemplo de Értéksziget, tienda y tienda online de productos médicos, muestra cómo el uso de ayudas técnicas y el acompañamiento experto pueden transformar la atención domiciliaria en una experiencia más segura, humana y respetuosa
Las sociedades europeas envejecen con rapidez. Según las proyecciones de la OMS, para 2050 la proporción de personas mayores de 65 años se duplicará en todo el mundo, y en Europa una de cada tres personas pertenecerá a este grupo de edad. Esto plantea enormes retos a los sistemas de salud: ¿cómo garantizar una vida digna a las personas mayores si la capacidad institucional es limitada y los recursos estatales son cada vez más escasos?
La celebración del Día Internacional de las Personas Mayores pone de relieve estos retos y abre el debate sobre la atención que las familias y los sistemas de salud pueden ofrecer. La respuesta apunta cada vez más hacia el cuidado domiciliario. Más familias deciden que el mejor lugar para sus seres queridos es el hogar, donde pueden recibir la ayuda necesaria en un entorno familiar. Sin embargo, no basta con la buena voluntad: se necesita formación, dispositivos adecuados y un apoyo continuo.
El cuidado en el hogar es un proceso complejo que combina apoyo físico y emocional. Incluye la higiene diaria, la ayuda con la movilidad, la alimentación, la supervisión de medicamentos y el acompañamiento psicológico.
Una de las mayores ventajas es que la persona puede permanecer en su entorno habitual, lo que le proporciona seguridad y contribuye al equilibrio emocional.
En España, el Estado ha reconocido que la atención domiciliaria solo puede ser sostenible si los cuidadores están debidamente preparados. Muchas de sus tareas van más allá de la ayuda cotidiana: movilizar a la persona de forma segura, tratar heridas o gestionar la incontinencia exige conocimientos específicos.
Por eso, el sistema español regula claramente las funciones de los cuidadores y las vincula a formaciones oficiales, lo que garantiza seguridad y sostenibilidad.
El SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) y las comunidades autónomas regulan la formación.
SSCS0108 – Atención sociosanitaria a personas en el domicilio
Prepara específicamente para la atención en el hogar: apoyo a mayores y personas con discapacidad, higiene, control de medicación, comunicación con familias y observación básica de la salud. Incluye prácticas reales.
SSCS0208 – Atención sociosanitaria a personas en instituciones sociales
Orientado principalmente al cuidado institucional, pero con contenidos aplicables también en el hogar.
FP Grado Medio – Atención a Personas en Situación de Dependencia
Una formación más amplia, que combina conocimientos sanitarios, psicológicos y el uso de ayudas técnicas.
El cuidado domiciliario moderno es impensable sin dispositivos de apoyo. No sustituyen al cuidador, pero facilitan enormemente el trabajo y ofrecen seguridad.
Ayudas para la movilidad: andadores, sillas de ruedas, grúas.
Productos de higiene e incontinencia: preservan comodidad y dignidad.
Material de curas: para escaras y heridas crónicas.
Dispositivos digitales: tensiómetros o pulsioxímetros para un control continuo.
En muchos casos deben ser adquiridos por las familias. Usarlos correctamente es esencial y requiere asesoramiento experto.
En Hungría, el sistema funciona de manera distinta. Se diferencia entre ápolás (cuidado sanitario, que requiere cualificación) y gondozás (apoyo cotidiano, sin titulación).
En el lenguaje común ambos términos se confunden, lo que genera incertidumbre: no siempre está claro qué puede hacer la familia y cuándo es indispensable un profesional.
La financiación pública es parcial, los tiempos de espera largos y la capacidad de enfermería limitada. Por ello, gran parte de la responsabilidad recae en los familiares, que a menudo deben asumir el rol de cuidadores sin formación previa.
En este contexto, la ayuda profesional resulta esencial. Értéksziget, tienda y tienda online de productos médicos tiene como misión no dejar solas a las familias.
No solo ofrece productos, sino que insiste en que los familiares utilicen ayudas técnicas, porque transforman la vida diaria. Su Tudástár (Centro de Conocimientos) proporciona artículos claros que ayudan a las familias a orientarse en el cuidado domiciliario. Así, no solo reciben un producto, sino también el conocimiento necesario para usarlo correctamente.
Su equipo de expertos cuenta con décadas de experiencia y credibilidad personal: los propietarios también viven con discapacidad, lo que les permite comprender de primera mano las dificultades cotidianas. La confianza queda reflejada en más de 8.500 reseñas de clientes, con una puntuación media de 4,9/5.
Értéksziget no solo apoya a las familias, sino que también respalda instituciones sanitarias y organizaciones sin ánimo de lucro, mostrando que el cuidado es una causa compartida.
Un paciente encamado necesita ser movilizado varias veces al día. Una grúa permite trasladarlo de la cama a la silla de ruedas con seguridad, protegiendo a enfermo y cuidador.
Algo parecido ocurre con los productos para la incontinencia: un simple cubrecolchón impermeable protege la cama y ahorra tiempo y esfuerzo.
Los dispositivos digitales, como un tensiómetro, permiten reaccionar a tiempo y evitan visitas de urgencia.
En sociedades que envejecen, la atención domiciliaria es una cuestión central. En España, la formación profesional constituye la base, mientras que en Hungría el peso recae en las familias. Pero en ambos casos el éxito depende de tres factores: formación adecuada, acceso a ayudas técnicas y apoyo de confianza.
El ejemplo de Értéksziget demuestra que, junto con el conocimiento profesional y la perspectiva humana, el uso consciente de las ayudas técnicas es esencial. En el marco del Día Internacional de las Personas Mayores, este mensaje cobra aún más fuerza: solo combinando formación, tecnología y humanidad podremos garantizar un futuro digno para las personas mayores.